por Irene Bianchi 
  • *¡Qué  pintusa, Toti! ¿De dónde venís tan emperifollada, si se puede saber?
  • Tuve una entrevista con el gerente de mi Banco. Le hice una proposición.
  • Conociéndote, me imagino que habrá sido deshonesta, ¿no?
  • Te imaginás mal. Le propuse que instale cajas de seguridad refrigeradas.
  • ¿Y para qué? Si las joyas no se derriten.
  • Que joyas ni joyas. Las de mi abuela, ya las hice guita hace rato. Ahora quiero guardar otros valores.
  • ¿Como cuáles?
  • Picada especial, bola de lomo, nalga, rosbif, ojo de bife, peceto…
  • ¡Que exagerada! No es para tanto.
  • Si son artículos suntuarios, Pupi. En cualquier momento, vamos a tener que ir con guardaespaldas a la carnicería, para que no te la afanen en una salidera ¿No le sobrará alguno de esos roperos al millonario mediático?
  • ¡Me da una impresión el cuerpo de ese tipo! Si deja de hacer fierros una semana, seguro que se pone todo fofito y le empiezan a colgar los tatuajes como flecos. ¡Que asquete!
  • ¿Vieron que al Ogro le aparecieron más amantes que a Tiger Woods?
  • ¿Y qué querés? Si le dicen “ogro”, santito no podía ser. Hay que prestarle atención a los sobrenombres antes de dar el sí.
  • Yo no le creí ni una palabra al golfista en ese “mea culpa” en cadena internacional. Además, ¿qué tiene que andar ventilando sus maratones sexuales a los cuatro vientos? ¿A quién le importa? Es un tema doméstico, conyugal.
  • No tiene nada de extraño. Es típico de los yankis: tratan esos temas privadísimos como asuntos de estado, y –en cambio-  cuando sí deberían dar explicaciones de medidas que afectan a todo el planeta, ahí meten violín en bolsa y se hacen los distraídos. Moralina “for export”, que le dicen.
  • Cierto. Nos tuvimos que comer el culebrón de Clinton y la pasante buchona.
  • No me hablés de culebrones que se me terminó “Valientes” y ya tengo síndrome de abstinencia.
  • No sé cómo pudiste bancártelo a Arnaldo André haciendo de malevo. Y esos galancitos pelilargos, mugrientos y zaparrastrosos.
  • Mirá que Darín también empezó como galancito, y ahora está a un pasito del Oscar.
  • No vas a comparar. Estos pibes son facheros, y punto. Hacen de ellos mismos.
  • ¿Vieron que los ganadores del Oscar tienen terminantemente prohibido llorar?
  • Es que se les va la mano con los agradecimientos. Se acuerdan de la maestra de primero inferior, del tío fallecido, del perrito maltés, del gato siamés, de la vecinita de enfrente…
  • Si sube Francella, seguro que se lo agradece a la Academia, y los giles van a creer que está hablando de la “Academy”. La viveza criolla no se consigue en Los Angeles.
  • Che, ¿alguien me puede explicar por qué “Mañaneras” se sigue llamando igual, si ahora va de tarde?
  • Si vamos al caso, “Bien de verano” va también en invierno; el Torneo Clausura se juega a principios de año y el Apertura, al final. Así somos. Al revés del pepino.
  • Ahora que decís pepino, ¿hacemos una vaquita y vamos a la verdulería?
  • ¿Estás loca, derrochona? ¿Quién sos? ¿Fort?
  • No, Ford T. Me das manija, y arranco. ¡Chin, chin!