por Irene Bianchi
  • ¿Ay, chicas! ¡Qué poco dura el amor! ¡Tengo una desazón!
  • ¿Te colgaron la galleta otra vez, Chichi? No pegás una vos.
  • No, Yolanda. Lo que me tiene mal es la ruptura entre Sarkozy y Carla Bruni.
  • ¡No me digas! ¡Tan pronto! Duraron lo que una ventosidad en un canasto.
  • ¿Viste? Parece que los dos se están cuerneando mutuamente, y en simultáneo.
  • Pero el franchute tienen  55. ¿Dónde va a encontrar otro bombonazo igual?
  • Ya encontró. Parece que anda con la Secretaria de Ecología, que además es campeona nacional de karate.
  • Ese no es un dato menor. Ojo cuando se la quiera sacar de encima.
  • Y la Bruni se enganchó con Benjamín Biolay, un músico que le hizo los arreglos de cuerdas en su último disco.
  • Le habrá tocado una cuerda sensible.
  • El que avisa no traiciona. Carla confesó sentir  intolerancia a la monogamia.
  • ¿Y para qué se juntó, entonces? Lo hubiera pensado mejor.
  • Ya lo dijo Pascal: “El corazón tiene razones que la razón no comprende”.
  • ¿Cuál Pascual? ¿Pascualito Pérez? Mirá vos que profundo el peso mosca.
  • ¡No, burra! Blas Pascal, el filósofo, matemático, físico y teólogo francés del siglo XVII.
  • ¡Bueno, che1 Soy veterana, pero no para tanto. Siglo XX y gracias.
  • A mí me encantó que, en la última entrega de los Oscars, Kathryn Bigelow, la ex de James Cameron, con su peliculita de bajo costo y baja recaudación,  haya hecho naufragar al transatlántico “Avatar”,  el caballo del comisario.
  • El sabor de la venganza. El la había cambiado por una huesuda de “Titanic”.
  • ¿Y qué me cuentan del Oscar que quedó en casita? Nos merecíamos una alegría, ¿no? Nalbandián y Campanella nos salvaron el fin de semana.
  • Y sí, porque si vamos a esperar que los políticos nos mejoren el humor, estamos fritos. Sólo el arte y el deporte nos levantan el ánimo de vez en cuando.
  • ¡Qué curioso, no! Tanto vuelo en algunas áreas, y tanta chatura en otras. Somos desparejos, qué se le va’cer.
  • Si no seríamos perfectos, y nos agrandaríamos demasiado.Ya vamos a madurar.
  • ¿No les pareció un poco aburrida la ceremonia? Todo pautado, programado, cronometrado al mango. Cero emoción y espontaneidad. Un freezer glamoroso.
  • Puede ser, pero nadie se movía de su lugar, como en los Fierro locales.
  • Porque acá se lastra y se chupa. Allá las festicholas las dejan para después.
  • No sé si habrán notado que me vine con un hombro al descubierto. Marco tendencia.
  • Ah, creí que se te había descosido el bretel, Josefa.
  • Me pregunto, los grandes diseñadores, ¿les regalarán esos vestidos a las mega estrellas, o se los tendrán que devolver cual Cenicientas?
  • Al contrario. Deben poner guita para que ellas los luzcan en la “red carpet”.
  • ¿Y los zapatos? ¿Y los accesorios? ¿Y las joyas? ¿Se los quedarán?
  • ¿Estás loca? Para mí que las desnudan en bambalinas y les tiran una joggineta.
  • Yiya, te aclaro una cosa. Esas diosas van al baño como cualquiera de nosotras.
  • Hablá por vos. Yo tengo tránsito lento. Además, esas divas deben tener inodoros enchapados en oro, mientras que el mío pierde y el botón se queda atascado.
  • Brindo por las minas reales, con más carne que hueso. ¡Chin, chin!