por Irene Bianchi

       Chicas, por decreto las obligo a dejar de ver el Bailando. ¡Es una orden!
       ¿Otra prohibición más?! Te estás copiando del Gobierno, Leti. ¿Por qué?
       Porque esta semana mostraron la hilacha. Sería lo de menos que fueran berretas y mediocres. Ahora se vio que además, son perversos. ¿Cómo van a dudar que la Perdomo tenga dificultades para hablar después de su ACV?
       A mí no me extraña. ¿Acaso no la dejaron a la chiquita con síndrome de Down, colgada de la esfera durante 40 minutos, con vértigo, mientras Marcelo, con su estudiada cara de dolobu, echaba leña al fuego para generar bolonqui?
       ¿Y no lo escucharon a Galerita Pachano preguntándole al bailarín que tiene una sola pierna, si se creía Baryshnikov? Son más malos que la peste.
       ¡Qué mala vibra! Dios los cría y el Diablo los amontona.
       Yo a esta altura sufro de sobredosis de Iudika. Alguien me llega a decir: “Dále” y le pego una piña. No lo puedo evitar. Es casi un reflejo involuntario.
       Y yo tengo un ataque de Listortitis. Menos mal que Denise Dumas parió, así la sacan de circulación un tiempito y nos dan un respiro.
       ¿Se acuerdan cuando Listorti se ponía en tarlipes, haciendo las “joditas” para Tinelli, en esas perversas cámaras sorpresa? Nunca vi nada más desagradable.
       Y eso que le borroneaban los países bajos, Elsita, que si no …
       Alguien debería aconsejarle al Cabezón que dé un paso al costado y se tome unos diez añitos sabáticos. Así purgamos un poco la tele. Dieta de Tinelli.
       No. Si está rodeado de chupamedias rastreros. Tiene un séquito de obsecuentes.
       No es el único. La Presidenta también. Basta con mirarles las caritas a los funcionarios, mientras ella habla en cadena nacional. Todos sonriendo arrobados y asintiendo al unísono. La claqueoficialista. Lambetas K.
       Nunca falta el que se va de boca, como el Intendente de Lanús, que lo trató de “vegetal” al Gobernador. “Es cero, pero cero de verdad”, agregó, sin dudar.
       Sí, pero después se disculpó, Clarita. Hay que reconocérselo.
       Todo bien, pero cuando se está en la función pública, tienen que pensar antes de hablar. Es fácil pedir perdón después de tirar la piedra.
       Es que la mayoría de las veces, la lengua funciona más rápido que el cerebro.
       Pasa en todos lados. En plena campaña presidencial de EE.UU., el diputado ultraconservador Todd Akin habló de “violaciones sexuales legítimas”, ¿pueden creerlo? Cuando todos se le fueron al humo, admitió su error: “Utilicé las palabras equivocadas de una manera equivocada”. Pero lo dicho, dicho está. En el fondo, el tipo debe estar convencido que eso es cierto.
       ¿Fue Aristóteles el que dijo que uno es dueño de su silencio y esclavo de sus palabras? Deberían hacerle más caso al griego. La tenía clara.
       Che, ¿alguien vio el culebrón nuevo del 13, “Sos mi Hombre”?
       Arrancó con el pie izquierdo. Dicen las malas lenguas que tiene tufillo a plagio.
       Más de lo mismo. Luciano Castro hace de Luciano Castro, como siempre.
       Hablando de actores de la escuela “Mr Músculo, lo que yo no entiendo es por qué Estevanez la sigue tratando de usted a la llorona Zampini, después de haberse pegado unos cuantos revolcones. “Disculpe, señora, ¿tendría a bien bajarse los lienzos?” ¡No da, chicas!
       Les quedó de la época de “Gasoleros”, ¿se acuerdan? El “Panigassi” de Leyrado nunca la tuteó a la Morán. Ni aún después de hacer la chanchada.
       Bueno, brindemos por una tregua verbal generalizada. ¡Haya paz! ¡Chin, chin!