Chicas, estoy juntando firmas para un petitorio ¿Colaboran?
Depende, Chola. ¿Querés salvar a las ballenas? O sea, ¿a vos misma?
Qué graciosa. Habló Twiggy. No, nada que ver con Greenpeace. Quiero desagraviar al santiagueño Peteco Carabajal. Lo que le están haciendo, no tiene nombre.
¿Qué pasó, que no me enteré?
¿Vieron la mina ésa que anda haciendo sexo oral por los boliches?
Estás equivocada, Cholita. Es un “acting”, que forma pare de su show erótico.
¡Qué “acting” ni qué ocho cuartos, Turca! Es una fellatio con todas las letras.
¡Shhhh, zarpada! Estamos en un lugar público.
Y ella también lo hace en lugares públicos, a la vista de todos. ¡Un bochorno!
A mí lo que me sorprendería de esa mina es que diera una conferencia sobre física cuántica, no lo que hace. No hay que pedirle peras al olmo.
Y después nos rasgamos las vestiduras cuando pasa algo así en una escuela.
Pero, ¿se puede saber qué tiene esto que ver con tu petitorio, Chola?
Que ella define eso como “hacer un peteco carabajal”. No es justo.
Tenés razón. Pobre tipo. Mancillan su nombre y encima no obtiene ningún beneficio a cambio.
Si quiere hablar en sentido figurado, podría utilizar un personaje de ficción. No sé, hablar del Libro Gordo de Petete, por ejemplo.
¡Qué tierno! Me acuerdo: “El libro gordo te enseña; el libro gordo entretiene…
“…y Natacha te dice contenta, hasta la fellatio que viene”.
Si vamos al caso, nosotras también estamos practicando sexo oral, porque sólo hablamos de ese tema.
Es que están todos calientes. La Pradón, pionera en recauchutaje vaginal, ahora se quiere agrandar el “punto G”.
¿Dónde queda eso? Nunca fui.
Es otro bolazo posmoderno, Amalia. No te preocupes.
Yo me pregunto: ¿esas minas no trabajan? ¿Están todo el día al cuete?
No creas, Adela. Su sacrificado laburo es hacer un raid por todos los programas de chimentos, hablando pormenorizadamente de sus genitales, sus ocasionales compañeros de catrera, sus peleítas de conventillo, sus últimas y próximas cirugías. Si les preguntás sobre Borges, te repreguntan: “¿Quién? ¿Gra? ¡Intimas!”.
¡Ay, chicas! ¿Para qué nos habremos quemado las pestañas en la facultad? Nadie nos avisó que la fama y la guita estaban en otro lado.
Bueno, convengamos que la madre naturaleza no fue demasiado pródiga con nosotras, amigas. Pero, por otra parte, la suerte de la fea, la bonita la desea.
La suerte no existe, Leti. Dios no juega a los dados. Ya lo dijo Einstein.
Todo depende del cristal con que se mire. Si fuéramos todas Miss Universo, no habríamos desarrollado nuestro ingenio, nuestra creatividad, nuestra inventiva.
De mucho no nos sirvió. Aquí estamos: veteranas, con el pescado sin vender.
Pero ya no se estilan las relaciones formales y estables. Ahora es “touch & go”
En nuestro caso, apenas un “ring, raje”.
Traé que te firmamos, Chola. Arriba el Peteco, y que no se malentienda. Chin, chin!