¿Todas conectadas? ¿Cómo va, amigas? ¿Todavía en pie?
Yo, harta de estar harta. Esta cuarentena-sesentena, camino a la ochentena, no se termina más. Nos cuentean de a poco, a cuentagotas, en dosis homeopáticas. Vayamos armando el arbolito, chicas. Y el pesebre, por las dudas.
¿Se imaginan si una saliera de un coma prolongado, y de pronto se encontrara con este panorama? Todos con barbijos, escondidos en sus casas, separados en las colas, sin abrazos ni besos. Yo creería que estoy soñando o sigo en coma profundo.
Lo bueno es que cuando salgamos, si salimos, seremos todos más limpitos, más ordenaditos, más prudentes…
Sí, pero también más paranoicos, más rechonchos, más secos, más pijoteros, más obse, más remolones, más vagos de pieza …
Che, ninguna de ustedes habrá caído en las garras del tordo de los famosos, ¿no?
¿Cuál? ¿Heisenberg?
Chela, estás tan obsesionada con “Breaking Bad” y “Walter White”. Aflojá un cachito. Hablo de un tipo de carne y hueso, no de un personaje de ficción de Netflix.
Ah, ya sé quién decís. Rubén Mühlberger. Es que los asocio. No sé por qué.
En todo caso, el nuestro sería el Walter White del subdesarrollo. De cabotaje nomás.
A mí que no me gusta esperar cuando voy al médico, me vendría bien ese té rojo con papota que te servían en lo del chantapufi.
Peor que te duerman y te operen sin consultarte, como a Venturita. Un sátrapa.
La culpa no es del chancho. La gente es cholula y si algún “famoso” se atiende con él, dan por sentado que debe ser bueno.
¿Será cierto lo del alargamiento peneano que ofrecía?
Dicen que el 10 se lo hizo. “Me dicen antorcha”, fanfarroneaba Dieguito. Habrá sido post- Múhlberger, vaya una a saber.
¿Y los platos que ofrecía su cocinero? “Brunch ortomolecular”, “risotto relajante”, “ensalada regenerativa”. Un bolazo gastronómico bien armado para la gilada.
Con eso de la medicina ortomolecular, te rompía el ídem en la consulta. Un platal.
Lo único bueno es que esta nueva cortina de humo nos distrajo un poco del maldito virus.
Y, hay pocos temas, eso es cierto. Cuando aparece uno, lo exprimen a morir.
No tan pocos. Flor de la V sacó del placard de prepo a unos cuantos, sin pedirles permiso. Supuestamente quiso homenajear al colectivo LGBT en el Día Internacional contra la Homofobia, y paradójicamente terminó haciendo algo recontra homofóbico.
Entre ellos, deschavó a varios difuntos. Fea la actitud.
Otro chisme: se separó Tini Stoessel de Sebastián Yatra.
Lógico. ¿No lo escucharon al pibe? Hizo colecho con sus viejos durante 15 días. Tremendo grandulón con pelos en las patas. La aplaudo a Tini. Querrá una pareja, no un hijito.
¡Hay cada famoso! Como Ricardo Montaner, que dijo a los cuatro vientos que su hija, Evaluna, llegó virgen al matrimonio. Digo yo, ¿quién le da derecho a hablar de esas intimidades al venezolano bocón?
¿Venezolano? ¡Es de Valentin Alsina, nena! Curra con ese tonito chévere, tan meloso que empalaga.
¿No se acuerdan de Nazarena cuando anunció en la tele que su hija “se había hecho mujer”? Otra. Padecen de incontinencia verbal los mediáticos. ¡Pobres hijos!
Y los hijos varones de Montaner, ¿también llegan vírgenes al altar?
No creo. No es de macho.
Ni hablar de Nicole Neumann, y sus dudas con respecto a la obligatoriedad de las vacunas.
¿Saben qué? Estoy segura que los anti-vacunas son terraplanistas también. O sea, boludos del todo.
Bueno, chicas, voy a preparar el locro del 25. Me desenchufo.
Frizá un poco, Pilu, pa’cuando nos juntemos a morfar. ¡Y viva la Patria ensesentenada! ¡Chin, chin!