por Irene Bianchi
  • ¡Chicas! ¡Felices Pascuas! ¡Sorpresa! ¡Huevitos para todas!
  • Gracias, Sonia, ¡pero qué chiquitos! Parecen de codorniz. O confites.
  • ¡Algo es algo, che! Clara muestra de nuestros flacos bolsillos.
  • Es que los huevos este año cuestan un ídem. Ni hablar del pescado.
  • Ya lo dijo alguien: el que quiera pescado, que se moje
  • ¡La boquita, Rita! ¡Cuidemos las formas!
  • Con tanta rosca y huevo, las formas se van poniendo redondas, cilíndricas.
  • ¿Rosca y huevo? Qué buena metáfora. Lástima que hoy en día, sobran roscas y faltan huevos, ¿no? Hay demasiado político mayonesa light por estos pagos.
  • ¡Y buá! Es lo que hay. Ya vendrán las urnas para expresarnos.
  • Si es que no habitamos una, para ese entonces.
  • ¡Tocáte la izquierda, Marucha! ¡Cruz diablo! ¡Si estamos en la flor de la edad!
  • Eso si hacés la ortomolecular del Dr Mühlberger, que dice que podés vivir plenamente 120 años. Sana, joven y vital.
  • Acá, imposible. Entre los cacos y la clase dirigente, a gatas llegás a la mitad. Con suerte, viento a favor, rejas, alarma, vidrios blindados y un pecheto.
  • Hay que rebuscárselas y encontrar algún currito para salir de pobres. Como la inglesita Heidi, que pasó de moza en un restaurant de comidas rápidas, a celebrity en un santiamén, sólo por parecerse a la duquesa de Cambridge, Kate Middleton. Ahora cobra una luca verde por presentación.
  • Disculpáme, pero ésa no es ninguna Heidi. ¡Flor de viva!
  • A ver, mírenme bien, chicas. ¿Yo a quién me parezco, para hacer de doble?
  • Y no sé A Lita de Lázzari, capaz. Decí: ¡No camino más!
  • ¡Sos guacha, eh! Podrías halagarme con una mentirita piadosa, ¿no?
  • Mirá, nena. Bastante nos mienten descaradamente todos los días los de arriba. Entre nosotras, al menos, conservemos una pizca de honestidad, por cruel y brutal que sea.
  • Las cosas no están tan mal, Aurora. Ahora parece que va a haber Viagra para todos en varias provincias.
  • ¿Y? ¿Con eso, qué? ¿En qué mejora la pastillita azul tu calidad de vida?
  • La mía, no. Pero las santafesinas y las cordobesas van a andar más sonrientes.
  • ¡Qué básica que sos! Siempre con la idea fija. ¿No podés pensar en otra cosa?
  • Poder, puedo, pero no me da la gana.
  • Dejála, che. Querrá quemar sus últimos cartuchos.
  • Perdigones de arcabuz, dirás. Ya debés tener la pólvora vencida, Chela.
  • No te des por vencido, ni aun vencido. Almafuerte.
  • Che, ¿se dieron cuenta que todavía No habemus Marcelum?
  • Mejor. Se van a extinguir todos los programas satélites parasitarios.
  • ¡No digas eso! Yo me presenté el miércoles pasado en Plaza Moreno. Fui al Soñando por cantar. No quedé, pero cholulié de lo lindo.
  • Vos no tenés cura.
  • Hablando de cura, ¿no les encantó lo que dijo Francisco? Denunció sin pelos en la lengua la sed de dinero y de poder. Recordó que la mortaja no tiene bolsillos. Llamó a los jóvenes a no dejarse robar la esperanza. Y subrayó: Pecadores sí, corruptos no.
  • ¡Ah, buá! El último que apague la luz, entonces. Por el Papa: ¡Chin, chin!