por Irene Bianchi
  • ¡Ay, chicas! ¡Todavía me dura la emoción! ¡Qué festejo nos mandamos! ¡Otra que las bacanales! ¡Cuánta alegría!¡Cuatro días de celebración! ¡Inolvidable!
  • Cierto. Hacía mucho que no se sentía ese fervor patriótico y popular en las calles. Que bueno que el fútbol no sea el único motivo para gritar “Argentina”, ¿no? Esta vez,  la bandera celeste y blanca le ganó a la camiseta por goleada.
  • Ojalá nos dure, Clarita. Parece que por un rato nos abuenamos todos un poquito. Nos hermanamos. Importó más lo que nos une que lo que nos separa.
  • No es tan así, Rita. En la reapertura del Colón y en la cena de gala de la Rosada hubo faltazos y omisiones muy significativas. Ni hablar del duelo de los Tedeums. Sigue habiendo Montescos y Capuletos en la política local.
  • Alguien tendría que recordarle a los dirigentes, que una cosa es el rol público que les toca jugar, en representación de quienes los eligieron, y otra los enconos y enfrentamientos personales. Tendrían que separar los tantos.
  • No sé ustedes, pero a mí todos estos actos y desfiles me hicieron acordar a mi infancia. Esas canciones, himnos y marchas patrias. Cuánta nostalgia. Un volver a vivir. El patio de la escuela, el salón de actos, las obritas …
  • En una de ésas, éste es un punto de inflexión, un momento bisagra, un renacimiento de la Nación. Porque convengamos que es una tarea de todos, no sólo de los mandamases. Cada uno tendrá que aportar su granito de arena.
  • Sí, yo también siento una inyección de optimismo y de fe en que todo va a mejorar. Cambió el humor social, ¿vieron? Espero que no sea sólo una expresión de anhelo, o un pensamiento mágico, porque yo me ilusiono fácilmente, y después me estrolo contra la realidad. No escarmiento.
  • Es que nos hemos comido cada garrón, Leti, que cuesta dejar de ser escépticas.
  • Parece una frase hecha y trillada, ya sé, pero tenemos todo para ser un país rico y pujante. Sin embargo, nos empecinamos en tropezar con las mismas piedras, una y otra vez. Es como si nos gustara sufrir y fracasar, para poder seguir quejándonos a piacere.
  • El papel de víctima tiene sus ventajas, chicas. Lo sé por experiencia. Soy toda una profesional en ese rubro.
  • No hay nada qué hacerle. Somos todos carne diván. ¿Nos hará precio Rolón?
  • Yo confío en que las nuevas generaciones van a hacer mejor las cosas.
  • No tienen opción, Adelita. Ya no hay margen de error.
  • Estaba buena la 9 de julio para ir de levante, con tanta gente. Yo algo ligué.
  • ¿En serio, Nelly? Contá, contá.
  • Un murguero me convidó un choripán.
  • Que pintoresco. Pero te podrías haber enganchado un Granadero, o un Patricio no sé, un personaje más glamoroso, Nelly.
  • Igual les aclaro que el choripán lo terminé garpando yo. Y el de él también. A la hora de gatillar,  se perdió en la multitud, al compás de los tambores.
  • ¿Ves que no te podemos dejar salir sola?
  • Pero me desquité con unos turistas daneses que andaban perdidos por ahí. Les hice de guía, los llevé al Cabildo, y me dieron propina en euros. Salí ganando.
  • Viveza criolla, que le dicen.
  • ¿No les da cosita pensar que no vamos a estar en el próximo Centenario?
  • Conformémonos con llegar al 2016. ¡Un brindis por la Patria! ¡Chin, chin!