– ¡Basta! Estos dos nos están tomando el pelo. ¿Otra vez reconciliados? Esto es una joda. Peor que Pedro y el Lobo.

– ¿Lo decís por el histórico abrazo de Guayaquil entre Diegote y Guillote?

– ¡Por Dios! ¡No podés comparar a San Martín y Bolívar con Maradona y Coppola!

– ¿Se acuerdan de la peli “De Rusia con Amor”, de la serie de James Bond? Parece que el ex Campeón y el ex Jarrón hicieron las paces en la tierra de Putin, con el perdón de la palabra.

– Pero no hablaba de ellos. Me refiero a Laurita Sugar y Fede Mini Bal. Parece que volvieron a las andadas. ¡Qué relación más chiclosa!

– ¡No te puedo creer! ¡Qué bolaceros! Van y vienen, van y vienen. ¡Qué vuelteros!

– ¿Habrá aflojado la boletería del musical? ¿O será una estrategia del Cabezón de Bolívar para calentar el ambiente a poco de abrir nuevamente la pista del Bailando? Porque Laurita pasó de perro a escopeta y ahora va de Jurado.

– Hablando de la telechatarra, ¿lo vieron al economista del peluquín extraño en “PH”, el programa de Andy Kusnetzoff, dando cátedra sobre el sexo tántrico?

– ¿Usa peluquín? ¿Estás segura?

– No, segura no. Me encantaría acercarme y tirarle del pelo para cerciorarme. La misma tentación la siento hacia Moria, alias la One.

– ¿Vos decís Javier Milei? Ese es otro que calienta motores para el Bailando.

– ¿En serio? No sé, después de cómo agredió verbalmente a una periodista salteña.

– La trató de “Burra”. “Sos una burra y hablás de cosas que no sabés”.

– El se mandó varias burradas. Dijo: “¿EntendisteS?”, “Lo que dijisteS es una burrada”. “Eses” innecesarias en un discurso plagado de “heces”. Desasnate, Milei.

– A ese tipo le va a dar algo. Es demasiado sanguíneo cuando habla.

– En lugar de batirse el pelo antes de salir de su casa, que agarre una gramática, que no muerde.

– Y ni siquiera pidió sinceras disculpas. Bajáte del pony, Milei.

– Lo peor es que había mucha gente en la conferencia que lo festejaba. Todos deberían haberse levantado y haberlo dejado vociferando solo, como loco malo.

– Yo pensé que los que practicaban sexo tántrico, como el buenmozote de Sting, eran espiritualmente evolucionados. Pero Milei debe ser la excepción a la regla.

– Hay tipos que todavía no se enteraron que ya no nos pueden agredir ni física ni verbalmente. Se acabó el tiempo de las mansas, de las reprimidas, de las silenciadas. Es tiempo de empoderamiento femenino, y me encanta.

– Y pensar que nos llaman “el sexo débil”. O nos llamaban …

– Tenemos fama de chismosas, pero en estos días mundialistas me he dado cuenta que muchos periodistas deportivos son mucho más chismosos y amarillistas que los chimenteros de la tele. De lo peor.

– No sólo eso. Re-panqueques y resultadistas. Cambian de color según la ocasión.

– No son objetivos. Pasan del amor al odio en un tris. Volátiles.

– Yo sé que es pasajero y fugaz, chicas, pero me encanta que –aunque sea cada 4 años- todos nos pongamos la misma camiseta y nos dejemos de agarrar de los pelos, o de las pelucas.

– Cierto, Por unas semanas, nos olvidamos de las grietas, y tiramos todos pa’lante.

– ¿Y si brindamos por las utopías? Por ejemplo, que nos dure la alegría un poquito más, y nos odiemos un poquito menos. Pase lo que pase, ganemos o perdamos.

– ¡Dále! ¡Mozo! ¡Vodka ruso para todas! Menos vos, Moni, que te toca manejar. “Appointed driver” Sorry. Nasdrovia! ¡Chin, Chin!