por Irene Bianchi
  • ¡Ay, chicas! ¡Qué penita! ¡Se acabó La Dueña!
  • ¡No me digas que te enganchaste con ese bodrio, Nené!
  • ¿Cómo bodrio? Más respeto, Delia. Fue la vuelta de Mirtha a la actuación.
  • Sí, claro, haciendo de Mirtha. Así cualquiera. ¡Qué actuación ni actuación!
  • Delia tiene razón, Nené. Si hasta hablaba como en sus Almuerzos. No compuso un personaje. Y la trama, demasiado rebuscada. Unos diálogos increíbles.
  • Tienen que reconocer que mal de rating no le fue. Midió bastante bien.
  • ¡Obvio! Porque Graduados le dejaba la pantalla calenchu, calenchu, y además los miércoles no tenía que competir con el Cabezón.
  • Palito le tiró flor de ídem a Marcelo en La Pelu, ¿vieron? Habló de traición.
  • Lógico. Defiende a su hijo, como todo padre que se precie de tal. ¡Bien hecho!
  • La que salió a defender a su nonato con los tapones de punta fue la novia del Diego, porque Claudia dijo que se lo va a sacar a trompadas. ¿Pueden creer?
  • Poderoso caballero, Don Dinero. Se desató la guerra de las morochas arrepentidas. ¡Otra que solidaridad de género! Se van a arrancar las mechas.
  • Y mientras tanto, dicen las malas lenguas que el 10 estrenó novia en Dubai.
  • Billetera mata galán. ¡Cómo se regalan las minas últimamente! ¡Qué horror!
  • No se regalan, Vilma. Se alquilan. Y lo bien que se cotizan.
  • ¡Cómo cambian los tiempos! Pensar que nosotras nos casamos vírgenes.
  • ¿Perdón? Hablá por vos, Vilma. Yo ya tenía unos cuantos indios muertos.
  • Siempre me pareciste ligerita de cascos, Pipa. No hacés más que confirmarlo.
  • Convengamos que ahora las minas se divierten mucho más. No tienen tanto rollo en la cabeza. La pasan bien. Son más independientes, más libres.
  • Pero todas sueñan con el Príncipe Azul, el vestido blanco, la casita con jardín y el casalito. No me jodas, nena. En el fondo, las cosas no son tan distintas.
  • No sé. Priorizan más la carrera, la profesión, disfrutar de la soltería, viajar
  • Sí, hasta que el reloj biológico las apura, y ahí les agarra el patatús. No saben si convertirse en madres solteras, alquilar un vientre, adoptar un huérfano de Uganda, recurrir a un banco de esperma, o qué. Se la complican al cuete.
  • Y los tipos disponibles brillan por su ausencia. No disponibles.
  • La cruel verdad es que están hartos de nosotras, Delia. Les rompemos demasiado los coquitos. Hemos pasado de geishas a brujas en un santiamén.
  • El hombre del siglo XXI está totalmente descolocado, pobre. No sabe qué se espera de él. Ya no es el macho bravío que trae el sustento, el único proveedor. Le pedimos que sea sensible, pero que no mariconee; que no nos asfixie pero que no nos descuide. En fin, creo que nuestro nivel de gatoflorismo los espanta.
  • ¿De buenas a primeras te volviste machista, Nené? Ahora los defendés.
  • No, pero trato de ser objetiva, de no perder la autocrítica.
  • ¿Autocrítica? Creí que esa palabra había sido suprimida del diccionario.
  • Del diccionario de los políticos, seguro que sí. Todos tiran la pelota afuera.
  • ¿Y no saben que nadie resiste un archivo? El celuloide los condena.
  • Lo que pasa que los argentinos tenemos memoria frágil, y ellos se abusan de eso. Somos como el pececito Dory, amigo de Nemo, ¿se acuerdan? Que sufría de amnesia anterógrada. Se olvidaba de todo al instante, ipso pucho.
  • Pero se pisan solos. El pez por la boca muere. Son esclavos de sus palabras.
  • ¡Que no nos atrapen con el medio mundo! A no morder la carnada. ¡Chin, chin!