por Irene Bianchi
  • ¡Ay, chicas! ¿Se enteraron? ¡Estamos salvadas! ¡Llegó justo lo que necesitábamos!
  • ¿Qué? ¿El fin de la celulitis? ¿Una cura para el estreñimiento? ¿Una goma para borrar arrugas y estrías? ¿Una faja que no estrangule? ¿Un achicapapada? ¿Cómo adelgazar comiendo? ¿Cómo endurecer las cachas mirando tele?
  • ¡Pará, pará! ¡Dejáme adivinar a mi, Bocha! Va a haber nafta para todos y todas.
  • ¡No! Algo más doméstico, más caserito, más utilitario.
  • Me doy por vencida. Soy alérgica a lo doméstico. Cero glamour.
  • ¿Listas? Ahí va: “Maridos a Domicilio”.
  • ¿Qué?! ¿Y quién te dijo que yo quiero un marido? Y mucho menos,  en mi domicilio.
  • No, zonza. No entendés. Son tipos que van a tu casa y te resuelven todo.
  • ¿Todo? ¿Pero todo, todo, todo?
  • Sí. Electricidad, gas, plomería, pintura, albañilería, jardinería, cerrajería. No sólo eso. El folleto agrega: “como así también, trabajos de mayor envergadura”.
  • Ah, bueno. Ahí me va gustando, ¿ves?
  • ¿Si serás ordinaria, Lili! Vos y tu idea fija.
  • Pero, ¿qué son? ¿Taxi-boys habilidosos?
  • ¡No, chicas! No es lo que ustedes están pensando. Siempre yéndose a los caños.
  • Pero, Bocha, si hay algo que un marido no hace, es precisamente todas esas tareas que enumeraste. El mío no te cambiaba ni un cuerito ni una lamparita.
  • ¿Por eso lo cambiaste?
  • Entre otras cosas. Tampoco se cambiaba la ropa interior muy a menudo.
  • Digo yo, Bocha, eso maridos a domicilio, ¿son hetero o gay?
  • ¿Qué tiene que ver? No importa su elección sexual sino que te solucionen las cosas.
  • Tiene que ver, si tus problemas son de índole sentimental.
  • A vos te hace falta un simposio de psicólogos, sexólogos y brujos, Lili. No tenés cura.
  • Hablando de curas, ¿vieron que bolonqui se armó  en el Vaticano? Se están destapando ollas nauseabundas. Hay intrigas palaciegas, filtraciones, rumores conspirativos, complots, luchas de poder, espionaje. “Vatileaks”, lo llaman.
  • ¿Qué querés? Si es la multinacional más importante del mundo.
  • No seas blasfema, Celia. Son hombres santos.
  • Santos, “ma non troppo”. Son seres humanos, con todo lo que eso implica.
  • ¿Vieron que Wanda le puso Benedicto al nuevo vástago? Más papista que el Papa.
  • Y, no te olvides que saltó a la fama como la virgencita Nara. Ya se veía venir.
  • Por estos lares también se destapó una olla pestilente. El llamado “Project X” de Gendarmería. ¿Todavía no está nada claro, no?
  • Yo ya me resigné al “Gran Hermano” universal, que todo lo vigila y todo lo sabe.
  • Más que “Proyecto X” son “Rayos X”, porque te escudriñan hasta el esqueleto.
  • Eso de que te investiguen me trae malos recuerdos. Ya lo pasamos, ¿no?
  • Tantas cosas pasamos a esta altura de la soirée. Este país es un eterno “dejá vu”. Giramos en círculos concéntricos, como perro que se muerde la cola.
  • Ahora que decís, ¿no les parece que el perrito de “El Artista” se merece el Oscar?
  • El, sí. La peli no me pareció nada del otro mundo. Le dieron tanta manija.
  • ¿Qué graciosos los Premios Marlo, no? Los dieron en Carlos Paz: “Mejor Chongo todo terreno”, a Matía Alé, que no le hace asco a nada;  “Mejor Desmayo” a Laura Miller, “Limón Amargo” a Pachano; “Gracias por irse antes de tiempo” a Palito; “Mejor espectáculo callejero” al de Fort, porque había más gente afuera que adentro.
  • A nuestra clase política les daría el Premio: “Mejores Anteojeras-Negadores de Primera.” Eso sí. A compartir. ¡Chin. Chin!