¡Sí! Este encuentro virtual se ha vuelto una rutina, amigas del alma. ¡Pero cómo extraño la mesa compartida en el café! Nunca terminaré de conformarme con esta reunión de mentiritas.
Algo es algo. Peor si la pandemia nos hubiera agarrado sin tecnología, en la época del teléfono fijo, el telégrafo, el Telex, el cartero, la paloma mensajera.
Che, Mirtha, ¿te pasa algo en los ojos? Te veo rara. ¿Me andará mal el Zoom?
No, Leti. Me pegué los párpados con cinta scotch. Debe ser eso.
¿Y se puede saber por qué?
Elemental, Watson. Con esto de andar con la cara tapada, lo único que se nos ve son los ojos. Yo tengo los párpados caídos como persianas vencidas, y no me da el bolsillo para el cirujano plástico. Así que mientras estoy en casa, pruebo con esto a ver si se levantan.
¡Ni se te ocurra usar la gotita, eh! ¡No los cerrás más!
La cinta scotch es doble propósito. Cuando me la saco, de paso me depilo las cejas.
Mirtha tiene razón, chicas. Nuestra única arma de seducción son los ojos, la mirada. Hay que esmerarse y fratacharlos con todo. Sombra, delineador, pestañas postizas, brillitos …
¿Se acuerdan cuando los tipos nos sacaban a bailar con una caída de ojos, un guiño, una levantada de cejas, un cabezazo?
¡Qué antigüedad, Tania! ¡Se te acaban de caer la cédula y la Libreta Cívica juntitas!
No te hagas la pendex. Todas nosotras somos del siglo pasado, ¿o no?
¡Peor! Del milenio pasado.
¿Qué quieren que les diga? A mí el barbijo me favorece. Siempre tuve complejo de narigona, y ahora el naso me sostiene el tapabocas como un gancho de carnicero.
A mí también me favorece. Porque yo soy de hablar sola por la calle o mientras manejo. Y ahora nadie se percata; nadie me mira con cara de “Pobre mina. Está cucú”.
El problema son los anteojos. ¡Incompatibles con el barbijo!
Yo estoy por patentar un invento. Una especie de desempañador de lentes. A batería.
¡Te vas a llenar de guita, Rita! Ojo que no te afanen la idea. Esto va para largo. Viviremos embarbijados hasta que aparezca la vacuna.
Nos podríamos ofrecer como voluntarias para que nos inyecten lo que venga. Total, ya estamos amortizadas., teflonadas.
No por nada te llamás Marta. “Sos la número uno. Cuando pueda te vacuno”.
Hablando de canciones, ¿qué les pareció el nuevo reality del 13?
Un bodrio. De esencial, nada de nada. Ángel no tiene ángel; los jurados separados por acrílicos, menos onda que empleados de un call center; Laurita, lavadita; la hinchada virtual, un freezer. Esfuerzo digno de mejor causa.
A Nacha le encanta hacer picadillo de carne con los participantes. Les critica el ego y el de ella es descomunal, a pesar de su pátina espiritual de meditadora.
Y a Moria le encanta escucharse. Monologa largo la One.
Pero está bueno distraerse un poco, chicas. ¿No están saturadas de info sobre el maldito virus? O nos mata el bicho, o nos matan los chorros que dejaron sueltos por el bicho.
Esto tendría que haber pasado en el 2000, que anunciaban el fin del mundo, ¿se acuerdan? Todos temblábamos cuando brindamos esa noche.
¿Saben con qué tenemos que brindar hoy, para que se dé vuelta la taba?
Ni idea, pero igual, estamos separadas, así que …
Vayan todas al buzón, que les mandé algo por delivery. ¡Rápido, que se nos corta el Zoom gratis!
¡Qué genia, Eugenia! ¡Un gotero de caña con ruda! ¡Te pasaste!
Sí, me pasé de día. Pero hagamos de cuenta que hoy es 1º de agosto. ¡Chin, chin!