por Irene Bianchi
     *   Chicas, les traje un regalito a cada una.
  • ¡Ay, Zule! ¡Qué pastilleros preciosos! Me viene bárbaro. Así puedo llevar la de la tiroides, la de la presión, la de dormir, la de despertarse, la del reemplazo hormonal, la de la memoria –que nunca me acuerdo cuál es…
  • No sé si hay espacio para tantas, porque el pastillerito trae una de yapa. El “viagra” femenino.
  • ¿Es una jodita, Zule?
  • No. Es lo último de lo último. El equivalente de la pastillita azul de los tipos.
  • Pero, ¿para qué sirve?
  • ¿Cómo para qué? Para recuperar el deseo sexual, Caty.
  • No sé ustedes, pero yo el deseo sexual nunca lo perdí. Lo que me faltan son candidatos con quienes concretar.
  • Tal vez no te das cuenta, pero seguro que tenés la libido baja, Caty.
  • Al contrario, Zule. La tengo cada vez más alta. Por la estratósfera la tengo. El problema es que no tiene vía de escape. No hay con quien compartirla.
  • Caty tiene razón, Zule. No es por despreciar tu regalo, pero si la llegamos a tomar, con el hambre que tenemos, nos van a llevar en cana por ninfómanas.
  • Las minas no necesitamos fármacos para esos menesteres, Zule. Sólo mimos y arrumacos. Con una buena previa, nos basta y sobra.
  • ¿Vos decís?
  • ¡Porsu! Una buena franela, como las de antes, y listo el pollo.
  • Lo que pasa es que la franela pasó de moda. Antes se chapaba en el zaguán, porque una señorita decente no se encamaba con cualquiera a la primera de cambio. Te digo más, lo habitual era llegar virgen al matrimonio.
  • Sí, claro. De la oreja. No seas hipócrita, nena.
  • Lo que quiero decir, Raquelita, es que los tipos se esmeraban en los aprontes. Había un trabajito fino. Un precalentamiento esmerado. Se la tenían que ganar.
  • Es cierto. Últimamente los chabones se han tirado a chanta, porque saben que tienen la vaca atada. Van directo a los bifes.
  • ¿Vaca atada? ¿Bifes? ¡Cuánta metáfora carnívora! Cero romanticismo.
  • Es que eso es lo que falta; lo que los laboratorios no pueden fabricar.
  • Menos mal. Si no, seríamos todos cobayos.
  • Hay que volver a lo natural, chicas. No empastillarse tanto.
  • Para eso se necesita tiempo. Pero éstas son épocas de sexo-express. Rapidito, rapidito. Toco y me voy.
  • No creas. También está el sexo tántrico, que prolonga el placer y demora el climax.
  • Bueno, tampoco la pavada. No se puede estar ocho horas dale que dale. También hay que ir a laburar, al super, limpiar la casa, lavar, planchar, hacer la comida, pasear al perro, regar las plantas, revisar los cuadernos de los chicos, depilarse, teñirse el pelo, visitar a los viejos, ir al podólogo…
  • ¡Como para no tener la libido baja! Así no hay cuerpo que aguante.
  • Che, Zule, ¿ésta la tenés que tomar un rato antes, o es de por vida?
  • No sé. Prospecto, no trae. Yo haría una toma diaria, por si las moscas.
  • Brindemos por los viejos y gloriosos ratones; los del bocho, no los de laboratorio. Chin, chin!
                                                                                          airinbianchi@yahoo.com.ar