por Irene Bianchi
  • Chicas, en este acto solemne, les hago entrega de todas mis tarjetas de crédito.
  • ¿Por qué, Chula? ¿Tenés miedo de los cacos?
  • No. De mí misma tengo miedo. Cuando empiezan las liquidaciones, me descontrolo. Veo el cartelito de “SALE”, entro y me pierdo.
  • ¡No te reprimas, Chula! Por cuatro días locos que vamos a vivir …
  • ¡No seas mufa, nena! Espero que me queden un par más.
  • Es que no sé qué les está pasando a muchos de mis conocidos, que últimamente se les ha dado por mudarse repentinamente a la Quinta del Ñato.
  • ¿Es un barrio cerrado nuevo, Luisa?
  • No, éste es a cielo abierto. Despojado y a la intemperie.
  • Ahora que decís cielo abierto, ¿vieron cómo se fue de boca Gioja? Comparó a los ambientalistas que se oponen a la actividad minera con Hitler. Zarpado.
  • No sólo eso. Agregó que muchos de los que se quejan, tienen dientes de oro.
  • Yo tenía un par, pero les confieso que los hice guita.
  • Si se enteran tus hijos, te demandan, por escamotearles la herencia, Nelly.
  • El que seguro va a demandar a los viejos cuando crezca por los nombres que le pusieron es el hijo de la Oreiro y Mollo. ¡Merlín Atahualpa! ¡Pobre criatura!
  • Me pregunto cómo le van a decir. ¿Mer? ¿Ata? ¿Gauchito mago?
  • Ustedes no están en la pomada, chicas. Esos son nombres super “cool”.
  • Hechas pomada estamos, pero conservamos el buen gusto.
  • Otra que está hecha bolsa es la Tobal. A los 7 meses de casada, Nico Cabrón la cambió por la China Suárez, ex -Nacho.
  • ¡Qué china cochina! Esas minitas son todas roba maridos. Cero códigos.
  • ¿Y la pobre Demi Moore, que casi se amasija porque la dejó el pendejo?
  • El que se acuesta con chicos, amanece mojado. Ya lo dice el refrán.
  • Contáselo al chocolatero, que se está por casar con uno en Las Vegas.
  • “Lo que se hace en Las Vegas, queda en Las Vegas.” Todo de mentiritas.
  • Ricky sostiene que la humanidad va camino a la bisexualidad. ¿Qué tul?
  • Te contesto: “El ladrón piensa que todos son de su condición”
  • Che, ¿nosotras no seremos bisexuales y no nos dimos cuenta?
  • A mí me suena a bolazo. O pateás para un arco o para el otro.
  • ¿Por qué? ¿Acaso vos no sos ambidiestra, Chula?
  • No, zurda contrariada, que no es lo mismo. De chiquita me ataban la izquierda.
  • Y bueno. Por ahí, los “bi” son “homos” contrariados, vaya una a saber.
  • ¿No será que las minas nos hemos vuelto tan brujas que los tipos cambian da bando? Parece que entre ellos la pasan mejor y se rompen menos los coquitos.
  • Y eso que hay más coquitos que romper.
  • Chicas, agarren los libros, que no muerden. La homosexualidad era moneda corriente en la antigua Grecia. Eurípides salía con Agatón de Atenas; Alejandro Magno, más conocido por Mango por sus atributos, se enfiestaba con Hefestión; la poetisa Safo, de la isla de Lesbos, bautizó a las lesbianas que le siguieron.
  • Con razón sos la Profe de Historia más popular del cole, Dina. ¡Qué picante!
  • Lo que quiero decir es que no hay nada nuevo bajo el sol, Chula.
  • Igual les aclaro, chicas: no me tiren los galgos porque van muertas. Yo soy más antigua que la antigua Grecia. A mí déjenme con el hombre de las cavernas.
  • Lamento informarte que no hay más. Son todos metrosexuales de loft. Chin,chin!