por Irene Bianchi
- ¿Les dije o no les dije que “Graduados” iba a arrasar con todo?
- Sí, pero lo malo es que cuando subieron a recibir el Martín Fierro de Oro, ya no quedaba ni el loro en la platea. Todos huyeron como ratas por tirante.
- Tendrían que haber contratado extras, como en los Oscar, para ocupar los lugares vacíos. Yo me hubiera prestado gustosa.
- Se fueron porque estaban muertos de hambre, Chola. Los tuvieron a boca seca como 6 horas. Se oía el rugir de las panzas vacías junto a los agradecimientos.
- Pero ¿a qué van? ¿A comer y a chupar, o a que les acaricien el ego? Como diría Cristina, al final son como la gata flora.
- Convengamos que cuando la entrega se hace en un hotel 5 estrellas, con cena y “tutti gli fiocchi”, cada uno está en su mambo y nadie le da bola a nadie.
- Eso de que los actores son una gran familia, es cuento chino. Se sacan los ojos a la hora de manosear la denostada estatuilla.
- Tenés razón. Los que más critican el premio son los ninguneados por APTRA.
- Lejos, lejos, las figuras más destacadas de la noche fueron los grandes ausentes: Tinelli y Ortega. Se hicieron notar no yendo, ¿vieron?
- Ortega hubiera ido sin afeitarse, de zapatillas, con gorrito de lana y jeans rotos. Onda “casual”, “negligé”.
- Más que “negligé”, zaparrastroso, Chola. Odio ese cuidado descuido de ciertos actores “cool”. Hay que vestirse según la ocasión, y me parece que el marco del Colón daba para tirarse todo el placard encima.
- Bueno, muchas figuras lo hicieron. Fue la gran pasarela de los diseñadores.
- La cara de tujes de Echarri acaparó todas las miradas.
- No le cayeron bien los dichos de Lanata, y no supo disimularlo.
- ¿No supo o no quiso? Son dos cosas diferentes. El gordo dijo lo que se le cantó, que es más original y menos previsible que agradecerle a la mamá, al papá, al perro Colita, y a los parientes que ya se mudaron a la Quinta del Ñato.
- Pupi, tu novela favorita, “Dulce Amor”, fue la gran perdedora de la noche. Y la Zampini no derramó ni una sola lágrima. Milagro, ella que tiene el moco fácil.
- No te ofendas, Pupi, pero Estevanez es de madera terciada. Mucho músculo, lindos dientes, pibe de barrio, pero como actor, habría que pulirlo bastante.
- Mientras lo banque el papi, seguirá protagonizando. Argentina, país generoso.
- Patética la mamá de Sbaraglia, llorando a mares cuando subió a recibir el premio de su hijo. Se mandó un unipersonal al paso. Mensaje subliminal a los productores: “¡Contrátenme, que soy una actriz trágica de la ostia!”
- Y el de Virginia Lago como conductora, por presentar las pelis del canal de las pelotitas, me pareció un disparate. Nada que ver. La pifiaron feo.
- Otro error garrafal de la transmisión fue la forma en que editaron y mecharon los segmentos grabados. Marley nombraba al ganador, y el tipo se teletransportaba como por arte de magia al escenario. Como un cuete.
- No sólo eso. Los noteros y movileros estaban furiosos. Se quedaron a la intemperie, detrás del vallado, hambreados, sin poder hacer notas de color.
- Ahora que te miro, Chola, ¿ese cuellito de piel es verdadero? Ojo que no te agarren los proteccionistas, porque te decapitan. A la pobre Chiqui casi le dan vuelta el auto. Y a la Su le arrancaron varias extensiones blondas.
- ¿Vieron los nipples de la Kloosterboer? La próxima, corpiño o curitas, Marce.
- No las envidiemos. Son todas Cenicientas. Devuelven la pilcha a la medianoche
- Che, basta de cháchara y vayamos a votar. Brindo por la Patria: ¡chin, chin!