por Irene Bianchi
- Chicas: el que avisa, no traiciona. Hoy me invitan ustedes. Estoy seca.
- ¿A principios de mes, Tina? ¿Cómo puede ser?
- Simple. Hice un peregrinaje por una docena de cajeros, y no pude retirar ni un centavo. Estoy que trino. Horas haciendo cola, para nada.
- Véle el lado bueno. En esas colas, charlás, chusmeás, conocés gente.
- Si están todos de un humor de perros. Como para levantar algo.
- Es un tema, ¿no? Si tenés la guita en el banco, corrés el riesgo de que te la chafen los boqueteros o te agarre otro corralito. Si la guardás en tu casa, no podés salir ni a la esquina, por miedo a que te desvalijen. ¡Qué dilema!
- Pero yo no hablo de mis ahorros, Neneca. Cobro mi sueldo por el cajero. Estoy tapada de facturas que vencen ya, y no tengo un mango para pagarlas.
- Ojo al piojo, que por ahí prende la forma de protesta que propuso Eric Cantona, el jugador francés del Manchester: “la revolución de los cajeros”.
- Ah, sí. Algo leí. El tipo propone un retiro masivo de dinero de los bancos, para destruir un sistema que- según él- dejó a millones de personas en la miseria, y sobre el que se apoya un capitalismo salvaje, causa de la crisis global.
- Pero ¿cómo se hace para vivir sin bancos? Es imposible. Una utopía.
- No sólo falta efectivo, chicas ¿Vieron que no hay nafta? Tuve que rescatar mi bici del galponcito, porque el tanque de mi catramina no tiene ni una gotita.
- Mal no te va a venir. Endurecés las cachas y bajás el colesterol, Sarita.
- Estoy en eso. También me presenté al “Soñando por bailar”, para entrar al reality de Ideas del Sur. Así veraneo gratarola en una isla del Delta.
- ¿Es concurso no era para jóvenes de entre 18 y 35, Sari?
- Sí. Adulteré un poquito el documento, y pasé la primera etapa.
- Estás loca de remate. ¿Cómo no se dieron cuenta que sos cuarentona larga?
- ¿Qué sé yo? En el revoleo, me filtré. Eramos 25.000, imagináte.
- Vos no tenés cara. Si sos de madera bailando. No me explico cómo te eligieron.
- Yo tampoco. Pero lances son lances. Mientras no me echen, sigo.
- Hacés bien, Sari. No la critiquen. El que no arriesga, no gana.
- Chicas, disculpen que cambie de tema, pero ¿me hacen la gamba y me acompañan a la carnicería mañana? Quiero comprar 3 colitas de cuadril para las fiestas, y no me animo a ir sin custodia.
- ¿Tres colitas? ¡Qué derrochona! ¿Sos hija de Rockefeller, o te sacaste el Loto?
- ¿Y qué querés que haga? Tengo a toda la parentela el 24. Propia y política.
- Hacélo a la canasta. Marcá tendencia. Que cada uno lleve lo que va a consumir
- ¿Te parece? Me van a sacar el cuero a lonjas. Voy a quedar re-rata.
- Igual te van a criticar, Neneca. Aunque les sirvas caviar y ostras.
- Mi arbolito está raquítico. Con bolas cachadas y guirnaldas deshilachadas.
- ¡Qué bajón! ¿Por qué no lo hacés minimalista? Más vale que parezca modernoso antes que zaparrastroso. Despojado pero digno, ¿me entendés?
- Tal cual, Tina. Menos es más. Si hay miseria, que no se note.
- Chicas, ¿buen balance del año que se voló?
- Balance, sí, pero balanza, no. Soy una lechona. Voy a tratar de veranear en un lugar frío para no tener que exhibir mi anatomía. En mi caso, más es menos.
- Arriesgáte como Sari. Andá a “Cuestión de peso” y probá suerte.
- Ni loca. Los jurados de la tele son a cual más cruel. Soy gorda pero no masoca.
- Brindo por los rollitos que almacenan morfi, como agua los camellos. Chin chin