• A esta altura de la pandemia, y con un panorama preocupante, incierto y oscuro a nivel mundial y local, me pregunto de qué sirvió estar encerrados a piedra y lodo todo el año pasado. ¿El Gobierno adelantó algo? ¿Realizó alguna gestión y/o fabricación de eventuales vacunas? ¿Llevó a cabo una puesta a punto del sistema público de salud?
El golpazo al bolsillo de todos durante 2020 fue colosal. Miles de empleos perdidos, de locales cerrados, de empresas fundidas. Una inflación galopante que hace que nuestra moneda pierda más y más valor. Y como frutilla de la torta, el llamado “vacunagate”: enterarnos que, a pesar de la escasez de vacunas para cubrir al personal esencial y a los adultos mayores, se benefició a muchos “colados”, y aún hoy no tenemos una explicación clara de semejante atropello. El pedido de renuncia a un ministro no es suficiente. Y entretanto, el Presidente, contagiado a pesar de haber recibido dos dosis, lanza exabruptos a troche y moche a quienes critican su gestión, en lugar de dar un ejemplo de civilidad, urbanismo y espíritu pacificador.
¿Cómo no vamos a estar molestos los ciudadanos de a pie, quienes vivimos de nuestro trabajo, quienes pagamos los impuestos, quienes no organizamos ni participamos de fiestas clandestinas? No nos rete más, señor Presidente. Ya lo hizo mucho su vice. Somos grandes.
Irene Bianchi para Clarín