“Mameloshn”, con Lino Bugallo, Alejandro Dinamarca, Daira Dinamarca, Lucrecia Escalada, Oscar Escalada, Alejandro Hirsch, Julia Kraiselburd, Marisa Malkiodi, Marcela Monreal, Alejandro Ramirez Pechenik, Bernardo Teruggi, Martin Vera, Paula Zaritzky, el Dúo Klezmer (Natalio Sturla y Pablo Besser), el Coro Folke de la Juventud del Max Nordeau (Director: Emiliano Navazo). Arreglos musicales y piano: Luis Castillo. Acompañamiento musical: Juan Gabriel Romano, María Gondell y Mario Meneghini. Presentadora: Delia Resches. Dirección y coordinación general: Alejandro Hirsch. Teatro Argentino de La Plata, Sala Astor Piazzolla.
Hace nada menos que 20 años, en octubre de 1992, publicábamos en este mismo espacio un comentario sobre aquel primer “Mameloshn”, ideado por Alejandro Hirsch y el querido y recordado Maestro Oriente Monreal, cuyo marco fue en esa ocasión el salón de la Biblioteca Max Nordeau.
Nos emocionamos en ese entonces ante tamaña empresa. Esa minuciosa y paciente búsqueda de canciones tradicionales en idisch, las que se entonaban en los hogares y giraban en torno a la vida cotidiana. Esas entrañables canciones que fueron pasando de padres a hijos y nietos; que narraban historias, anécdotas, sueños, episodios trágicos y dichosos. Postales aún coloridas a pesar del paso de los siglos; estampas congeladas en el tiempo, que remiten a las raíces, a la esencia indestructible de un pueblo castigado y perseguido, que logró mantener intacta su dignidad, tesón y alegría.
Este nuevo y conmovedor “Mameloshn” – gestado por Alejandro Hirsch – es un renovado homenaje al idisch, la lengua madre; otro encomiable esfuerzo en la misma dirección: evitar que ese idioma- y todo su acervo cultural- se extingan por falta de hablantes. La consigna, pues, es mantenerlo vivo, sonoro, vigente, saludable. Y resulta particularmente movilizador escucharlo de boca de las nuevas generaciones, representadas en este espectáculo por los notables solistas y por las voces del Coro Folke del Max Nordeau.
No es un dato menor, que gran parte del público que colmó la capacidad de la Sala Astor Piazzolla, tarareara la mayoría de las melodías, a la par de los cantantes. Cuántas imágenes surgieron seguramente en la platea durante esa hora y media; cuántos recuerdos dormidos: paisajes, escenas familiares, sonidos, sabores y aromas domésticos, nostalgia de tiempos idos, atesorados en algún recodo de la memoria, que se reflotaron como por arte de magia. Todos los espectadores parecían decir “¡Gracias!” con cada estruendoso aplauso.
El Maestro Oscar Escalada, antes de interpretar “Dos Broitele”, resumió muy bien el mensaje de este “Mameloshn”, con la frase atribuida a Leon Tolstoi: “Pinta tu aldea, y pintarás el mundo”. De lo particular, a lo universal; del individuo a la comunidad; de una pequeña aldea, a la aldea global.