No quiero sonar discriminadora y excluir a “los papis” de esta reflexión. Pero –y a pesar de que afortunadamente los tiempos cambian y hoy los hombres siguen mucho más de cerca la crianza de sus hijoshay que reconocer que seguimos siendo “las mamis y abus” quienes les dedicamos más tiempo. Salir en defensa de la apertura de las escuelas me parece un gesto imprescindible, admirable y valiente. Y fueron y son principalmente las mujeres quienes se hicieron cargo de esta patriada. “Con la educación de los chicos, no.” Éste fue el límite a tanto atropello y cercenamiento de nuestras libertades y derechos. La gota que rebalsó el vaso. Nuestros chicos ya perdieron un año de escolaridad presencial, no tanto a nivel académico, sino a nivel psicológico y social. La escuela no es sólo un lugar donde se aprenden contenidos. Es un sitio de encuentro con el otro, de crear lazos, vínculos, de sentirse contenido, escuchado. Pareciera que eso no lo advierten las autoridades nacionales y provinciales, ni la mayoría de los sindicatos docentes. Se ha demostrado que las escuelas no son un lugar de riesgosos niveles de contagio. ¿Acaso no se permitió que funcionaran bingos y casinos durante el año pasado? ¿Esos lugares son asépticos y esenciales? Por todo lo expuesto, felicito de corazón a “las mamis” que salen en defensa de sus niños y niñas, aún a riesgo de ser escrachadas, insultadas y descalificadas. Al fin y al cabo, nuestra historia ha dado sobradas muestras que somos las mujeres quienes siempre “ponemos el pecho a las balas” y salimos en defensa de nuestros hijos e hijas.
Irene Bianchi para Clarín.