“La vagina enlutada”. Libro original: Walter Ghedin. Versión: Gastón Marioni. Elenco: Judith Gabbani, Ana Padilla, Mónica Salvador, Jessica Schultz, Cecilia Tognola. Vestuario: Pablo Battaglia. Fotografía: Estudio Russarabian. Diseño gráfico: Eduardo Asplanato. Prensa: María Lapadula. Maquillaje para gráfica: Daiana Cellone. Asistencia de dirección: Carlos Fernández. Producción comercial: Luciana Harari y Fernando Govergun. Producción general: Walter Ghedin. Dirección: Gastón Marioni. Teatro Estudio, calle 3 entre 39 y 40, viernes 06 de abril 21.30 hs.
De “Brujas” a esta parte, es indiscutible que las obras que giran en torno a la temática femenina han ganado terreno (más bien, latifundios) en los escenarios argentinos (“Monólogos de la vagina”, “Confesiones de mujeres de 30”, etc). Aunque se suele decir que para el éxito no hay ninguna explicación, mientras que para los fracasos siempre sobran los motivos, nos arriesgamos a aventurar un par de razones. En primer lugar, la que siempre “arma” la salida al teatro es la mujer. El hombre, con suerte, acompaña. En segundo lugar, convengamos que el universo femenino es infinitamente más rico y fértil en material dramático. Será tal vez porque las mujeres hemos vivido sumergidas, maniatadas y amordazadas durante tantos siglos que, una vez que logramos asomar la cabeza, tenemos muchísimas cosas para decir y compartir.
Tras un par de temporadas en la cartelera porteña, llegó a La Plata “La Vagina Enlutada”, sobre un texto del médico psiquiatra y sexólogo Walter Ghedin, con la adaptación teatral y dirección general de Gastón Marioni.
Cinco amigas se hacen presentes en el velatorio del marido de una sexta, en un pueblo de provincia. La acción de la obra transcurre en una desolada estación de ferrocarril donde las “chicas” esperan al demorado tren que las llevará de vuelta a Buenos Aires. Están agotadas, mal dormidas, angustiadas, estados propicios para sacar todos los trapitos al sol y saldar deudas pendientes.
El humor es un vehículo formidable e infalible para hablar de cosas “serias”. Y ése –afortunadamente- es el tono de “La Vagina Enlutada”, que sobrevuela situaciones dolorosas, sin instalarse en la tragedia. Los vínculos, la soledad, la infidelidad, los celos, la enfermedad, la viudez, la traición, la culpa, las adicciones, las frustraciones, las asignaturas pendientes, las represiones, los tabúes, son algunos de los jugosísimos temas abordados, todos relacionados a la pareja, en el sentido más amplio de la palabra.
El elenco está conformado por actrices muy solventes, a quienes les sobra oficio, que defienden sus personajes con uñas y dientes, dando como resultado composiciones creíbles y muy naturales. Jessica Schultz, una “Julieta” sufriente, que esconde un secreto; Judith Gabbani, una “Susana” que no puede superar la ingratitud y el abandono de su marido; Ana Padilla, una “Carmen” que se anima a vivir su sexualidad desprejuiciadamente. Destacamos la “Etelvina” de Mónica Salvador y la “Marilú” de Cecilia Tognola: desopilantes ambas, arrancan las carcajadas del público, que colmó la sala del Teatro Estudio en esta primera presentación.
Gastón Marioni aprovechó el rico material de Walter Ghedin para lograr esta suerte de juego de “verdad o consecuencia”, donde se van cayendo las máscaras, una a una. Apela a los “flashbacks” y “raccontos”, micro-monólogos, en los que los personajes brindan información sobre sus historias personales, permitiendo así el lucimiento individual de las actrices.
“La Vagina Enlutada”: un “velorio campestre”, con más de una viuda.