
Hay frases de las obras de William Shakespeare que forman ya parte del inconsciente colectivo y las usamos en nuestro lenguaje cotidiano, aún sin saber a ciencia cierta en qué contexto fueron escritas. Para dar algunos ejemplos: «Todo el mundo es un escenario, y todos los hombres y mujeres son meros actores» (Como gustéis); «No hay nada bueno ni malo, sino que el pensamiento lo hace así» (Hamlet); «Ser o no ser, esa es la cuestión» (Hamlet); «Es mejor ser rey de tu silencio que esclavo de tus palabras» (El Mercader de Venecia), entre tantas otras.
En cuanto a “La Tempestad”, hay dos citas muy recordadas: «Somos del mismo material del que se tejen los sueños, y nuestra pequeña vida está rodeada de un sueño», y ésta tan dolorosamente vigente en el siglo XXI: “El infierno está vacío y todos los demonios están aquí”.
La experta en Shakespeare, directora de teatro, traductora, régisseuse, dramaturga Mónica Maffía, ofreció una función especial de “La Tempestad” en la bella sala del BAC (British Art Center), espectáculo que ya lleva 3 exitosas temporadas en el Centro Cultural Rojas. Maffía tradujo el original inglés de 1623 y le dio una vuelta de tuerca a fin de simbolizar en “Caliban” a los pueblos originarios arrasados por la Conquista. Una mirada nueva que actualiza el alcance del texto.
¿Quién desata la tempestad? “Próspero” el Duque de Milán traicionado y exiliado, decide vengarse de quienes le arrebataron todo, utilizando sus poderes mágicos para hacer naufragar a sus enemigos, y obligarlos a enfrentarlo en la isla en la que él vive junto al espíritu “Ariel” y el habitante originario del lugar, “Caliban”.
El autor se vale de esta trama para abordar temas esenciales como la vindicación, la represalia, el perdón, la verdad versus la ilusión, la posibilidad de redimirse, de superar enconos y rencores, la búsqueda de la verdad.
Es un hallazgo de asombrosa modernidad el pedido que Próspero le hace a la audiencia hacia el final, rompiendo literalmente la cuarta pared. Sólo el público con su aplauso podrá romper el hechizo y permitirle renunciar a sus poderes mágicos, abandonar la isla y volver a Nápoles. No es un dato menor que el propio Shakespeare se estaba despidiendo de su carrera teatral con “La Tempestad”. ¿Acaso habrá sido Próspero el alter ego del Bardo de Avon?
Haciendo gala de un profesionalismo destacable, el nutrido elenco de “La Tempestad” lo dio todo, con absoluta entrega, disfrutando y haciendo disfrutar de una puesta dinámica, que combina humor y dramatismo en justas dosis, y entretiene “da capo al fine” .
El homogéneo elenco de “La Tempestad” está compuesto por: Marián Alfonso (“Ariel”), Julieta Álvarez (“Miranda”), Paz Castro Corbat (“Reina de Nápoles”), Brian Ariel (“Caliban”), Diego Gallardo (“Stefano”), Mariano Gómez Kotiuk (“Gonzalo”), Matias David Maripil (“Trínculo”), Martín Ortega (“Ferdinando”), Alice Percy (“Antonia”), Diego Verni (“Próspero”).
Si bien el elenco es compacto, homogéneo y muy ajustada la labor del conjunto, destaco al “Próspero” de Diego Verni, al espíritu travieso de Marián Alfonso, al borrachín de Diego Gallardo, y a la malévola “Antonia” de Alice Percy.
El diseño de iluminación, escenografía y vestuario corrió por cuenta de Mónica Maffía; la realización escenográfica es de Leopoldo Tiseira; los visuales de Alejandro Delgado, la asistencia de dirección de Cecilia Fernández Castro; la producción general de Estudios de Artes Performativas.
Seguramente, hay “Tempestad” y Shakespeare para rato.