Peco de una ingenuidad incurable, rayana en la estupidez. Pensé que, al no ser éste un año electoral, nuestros gobernantes se dedicarían de lleno a tratar de aliviar los graves problemas que aquejan a los argentinos: inflación imparable, sueldos que no alcanzan, inseguridad, conflictos de todo tipo, tamaño y color. Pero resulta que ya se puso el foco en las elecciones 2019.
Créase o no, ya arrancó la campaña. Ya se barajan posibles candidatos, posibles fórmulas, con una liviandad y una frivolidad inconcebibles. Como si todo funcionara a pedir de boca. Y hablando de boca, otro factor distractivo es sin duda el Mundial de Rusia.
El país se va a parar, literalmente, y la pelota desplazará a todo lo demás. Seguimos haciendo caso omiso del sabio consejo del español José Ortega y Gasset: “¡Argentinos, a las cosas!”. Y así nos va.