El lunes 18 de julio, como todos los 18 de julio desde 1994, se realizó un homenaje multitudinario a las víctimas del aún no esclarecido ataque terrorista a la sede de la AMIA hace ya 28 años. Una herida abierta, sangrante aún, que no cicatrizará hasta que no se halle y castigue a los culpables. Ni el Presidente ni su Vice se hicieron presentes. No nos sorprende. Cristina Fernández es coherente: nunca aparece cuando sucede una tragedia (Once, Cromañón, etc), se esconde, y hasta se permite hacer chistes de mal gusto: «Terminemos rápido porque viene un tren y nos lleva puestos». El lunes, al verse cercada por los múltiples cargos que debe enfrentar ya, arremetió contra la Justicia. A Cristina sólo le importa Cristina. Ella es su prioridad. Mientras el país se cae a pedazos durante la pésima gestión que ella misma construyó, Cristina apela a su consabida verborragia para ocupar el centro de la escena y victimizarse. En cuanto a Alberto Fernández, el lunes también protagonizó un “acting”, golpeando la mesa, “macho style”, acusando a quienes promueven el desánimo, como si su pésimo des-gobierno no tuviera nada que ver con la profunda angustia que vivimos hoy los argentinos. En esas manos estamos, compatriotas. La Historia los juzgará.
Diario Clarín, 22 de julio 2022