por Irene Bianchi
- ¡Ay, Nelly! ¡Sos una chica al rojo vivo! ¡Estás encendida! ¿A qué se debe?
- Al Comandante, por supuesto. Ahora hay que andar de colorado, Normi.
- ¡Mirá que sos camaleónica, eh! ¿De repente te volviste chavista?
- ¡Porsu! Inteligencia es capacidad de adaptación, amigas. Elemental, Watson.
- Más que inteligencia, lo tuyo me suena a panquequerismo, nena. Hasta el domingo pasado hablabas pestes del venezolano. ¿O ya te olvidaste?
- Bueno, pero el domingo habló el pueblo. Y ya se sabe: “Vox populi, vox Dei”.
- Pero no todo el pueblo lo eligió. Y me temo que de ellos ni se van a acordar.
- Te guste o no, Normita, fueron elecciones democráticas. No parece haber habido fraude, y el 80 % de la población votó, a pesar de no ser obligatorio.
- ¿Pero te parece bien lo que le hicieron a Lanata y a su equipo?
- Ese gordito golpista y gorilón se la buscó, por meter las narices donde no debía.
- ¡No lo puedo creer! ¡A vos te lavaron el cerebro? ¿Estás justificando semejante atropello?¿Qué les hayan borrado todo el material? ¿Qué los hayan demorado?
- No le hagas caso, Normita. Nelly adhiere al relato oficialista. Acá tampoco quiere quedar orsai. En cualquier momento, pela la guitarra y se pone a ladrar: “A desalambrar, a desalambrar”, con coro de Daniel Viglietti y Víctor Jara.
- Sí, mientras no le toquen la casaquinta de Villa Elisa. Ahí sí que los hace bolsa.
- Ahora que decís, ¿vieron que hay que volver a la vieja bolsa de los mandados?
- Yo todavía conservo la que hizo mi tía abuela, con sachets de leche. Un primor.
- ¡Qué moderna! Ya reciclaba la jovata. Yo estoy reacondicionando mi changuito. Está bastante oxidado, el pobre. Resuena como los ejes de mi carreta
- Compráte otro nuevo, Nelly, no seas rata. Hay algunos de tela, super-fashion. Podés elegir uno rojo y le estampás la carita de tu queridoComandante.
- ¿A ustedes de chicas las asustaban con el cuento del “Hombre de la Bolsa”?
- Al lado de algunos personajes de la política, el “Hombre de la Bolsa” es Heidi.
- “¡La bolsa o la vida!”, decían los chorros de antes. Ahora te arrebatan las dos.
- ¿Y qué quiere decir “ palo y a la bolsa”?
- Es algo así como sexo express, sin pre- calentamiento. Derechito a los bifes.
- El que se fue con la bolsa llena fue Caruso Lombardi. Y eso que es un “loser”.
- ¿Será por eso que el Cuervo Tinelli cambió el Bailando por el fútbol en la arena? ¡Qué disperso ese muchacho! ¡Se distrae de nada!
- ¡Otra que disperso! Si mide mejor armando un picadito con minitas en bolainas, le mete pa’lante. Y mientras tanto, el Honorable Jurado hace huevo, se echa una siestita, chusmea, maldice o twitea huevadas. ¡Argentina, país generoso!
- ¿Pero vieron cómo se le tiró encima a la enana Feudale? ¡Qué zarpado!
- La culpa la tienen las minas que se lo permiten. Nadie se anima a ponerle límites al patroncito. Todo sea por conservar el laburo. Pan amargo.
- ¿Y a vos te parece que a la novia nueva del Cabezón, la ex mujer de su ex socio y amigo, le gustará verlo revolcarse literalmente en cámara con esa sueca despampanante? Yo que ella lo acogoto. O le corto los víveres.
- Siguiendo con el tema bolseril, ese programa sí que es una bolsa de gatos.
- Raro que no se haya avivado todavía ningún fabricante de alimento balanceado de felinos, para promocionar ahí su producto.
- Puestos a elegir, me quedo con los cuadrúpedos peludos, y no con esas bípedas oxigenadas, botoxeadas, siliconeadas y cascoteadas. ¡Chin, chin!